Evidentemente, esta segunda clase de palabras de las que estamos hablando, es una clase cerrada, a diferencia de la otra clase que es de clases abiertas; un número infinito de miembros en esas clases. Y aquí estamos viendo como tanto los artículos, los posesivos y los demostrativos van a formar una sola clase que se llaman "determinantes", como vamos a ver. Por lo pronto, los consideramos todos. Fíjense que son clases cerradas, puesto que los artículos determinados solo son dos, y sus femeninos y plurales. Los indeterminados son dos: "uno", "una," con sus femeninos y plurales. Los posesivos son "mi", "tu", "su", "nuestro", "vuestro"; cinco, y sus femeninos y plurales. "Este", "ese", "aquel", son los demostrativos; con sus femeninos y plurales. Son clases cerradas, son grupos pequeños, escasos de palabras que los hablantes solemos sabernos de memoria. Piensen, por ejemplo, también, en el caso de los pronombres. ¿Cuáles son los pronombres? Pensemos en los personales: "yo", "tú", "él", "nosotros", "vosotros", "ustedes", "ellos". El vosotros no se usa en español en América, pero es un pronombre. Es una clase cerrada. Esos son los pronombres nominativos, porque tenemos otros que pertenecen a la primera persona, como "me", "mí", "conmigo"... No voy a citar todo el paradigma de los pronombres; pero son muy pocos y nos lo sabemos. Las preposiciones son otra clase de estas cerradas, que también constituyen un número cerrado. En muchas escuelas, incluso, hacen a los alumnos, hacen memorizar esta lista: "a", "ante", "bajo", "con", "contra", "de", "desde", "en", "entre"... Esas son las preposiciones. Claro que hay otras, que son locuciones propositivas, que son frasecitas que funcionan como preposiciones, como es el caso de: "Con el objeto de", "en relación con", etcétera. Pero, finalmente, es un número escaso. También las conjunciones como "y", "porque", "cuando", etcétera. Fíjense que todas ellas podríamos descubrirles que tienen un significado, pero es de naturaleza gramatical porque lo que indican, como dije antes, es género, número. Lo que indican es subordinación, como las preposiciones que subordinan, o como las conjunciones que subordinan o coordinan. Pero es un número reducido de palabras. Estas palabras no se pueden olvidar, las usamos siempre. Si yo quiero renovar el lenguaje, puedo buscar sustantivos, o sea, clases abiertas, incluso inventar nuevos sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios, pero las clases cerradas no las puedo cambiar, no se puede. Y si un hablante se propone no usar artículos, va a hablar no español, va a ser muy extraño. Imagínense que dejamos de usar los artículos determinados "en", "la", simplemente. Traten de hablar sin artículos determinados y verán como... Hay quienes han jugado a inventar un lenguaje, tiene muchos objetivos esto, el inventar lenguajes. Todo el mundo puede recordar el libro, la novela de Julio Cortázar, en uno de sus capítulos de Rayuela, se llama la novela, los personajes inventan un lenguaje, el glíglico, así le llama. Revísenlo, es un pequeño capítulo escrito en glíglico, este lenguaje inventado. Pero verán cómo tiene que usar los artículos, los posesivos y palabras de este tipo que tienen una información funcional, gramatical. Las clases cerradas, Julio Cortázar, no las quitó; las deja allí. Lo que inventa son las palabras como sustantivos, verbos y demás. Los invito a que lo revisen porque es bonito, y eso nos puede ayudar a eso, que es nuestro objetivo, tomar conciencia de cómo podemos jugar con las palabras. En esta parte de reflexión sobre el procedimiento mediante el cual formamos palabras, lo creativo que es, es muy interesante, muy bonito, y es muy creativo, y nos sirve para lograr esa expresividad que es propia de toda lengua natural y que responde a una necesidad humana, por supuesto. Más adelante vamos a reflexionar acerca de esto.