"Planea tu evaluación". Es el tema que vamos a abordar el día de hoy. La evaluación del aprendizaje, ya sea presencial, en línea o mixta, requiere de una fase de planeación para definir qué se va a evaluar, el para qué vamos a evaluar y cómo. El profesor del curso debe definir preferentemente con un grupo de profesores, es decir, de forma colegiada, la información del desempeño de los estudiantes que va a servir de sustento para hacer inferencias acerca de los resultados de aprendizaje que se esperan, así como los niveles mínimos de desempeño o competencia que se exigirán a los alumnos. De este video vamos a ver los 12 pasos sugeridos por Downing que conforman una secuencia lógica para construir una prueba útil y confiable. Paso número uno es el plan general. En este primer paso, además de definir las actividades a realizar, debemos responder a: ¿cuál es el propósito? ¿Cuáles son las fuentes de validez? ¿Cuál es el modelo teórico bajo el cual se sustentará la prueba? ¿Qué formatos son los adecuados? ¿Cómo se puede garantizar la seguridad y el control de calidad para llevar a cabo la evaluación? El paso número dos es la definición del contenido. Es esencial definir el constructo, es decir, los elementos y el contenido que deben incluirse en la prueba y estos deben ser congruentes con el propósito de la evaluación y con el método seleccionado, ya que si el contenido está mal definido, esto repercutirá de manera no favorable en los pasos subsecuentes. Especificaciones de la prueba es el paso número tres. Se sugiere definir el tipo de formato de la prueba, el número de reactivos, el tiempo que vamos a destinar a cada uno y las características de estos, así como el sistema de clasificación cognitivo que se va a utilizar, por ejemplo, si van a ser reactivos de conocimiento, comprensión o de aplicación. Además, se consideran las reglas con las que se calificarán e interpretarán los resultados de la prueba. El paso número cuatro es la elaboración de reactivos. Paso nada sencillo. Se trata de un verdadero reto que implica la creación de reactivos eficaces que logren medir el contenido propuesto con una base científica sólida y en el nivel cognitivo adecuado para los sustentantes. El paso cinco se trata de diseñar y ensamblar la prueba. Para lograr los objetivos de la prueba esta debe estar diseñada y ensamblada de manera lógica, con precisión y que tenga calidad. El paso número seis es la producción de la prueba. Esta etapa se considera la culminación de todos los pasos previos. En este momento, la prueba ya está lista para imprimirse, prepararse para su aplicación en computadora o para su publicación en algún medio. El paso número siete es la aplicación. Este paso es crucial y se requiere estandarización de las actividades relacionadas con los límites del tiempo, la supervisión y las condiciones ambientales que deben ser las adecuadas para la aplicación exitosa de la prueba. Se recomienda mucho cuidar la seguridad de esta aplicación. Paso número ocho. La calificación de las respuestas. Aquí, por lo regular se recomienda utilizar una clave de calificación previamente establecida, misma que deberá aplicarse con absoluta precisión, ya que los errores afectan la validez de este proceso. Es importante considerar los reactivos que se tomarán en cuenta para evaluar a los sustentantes y desechar los que tengan errores y que puedan poner en riesgo la calidad. Paso número nueve. Las calificaciones de aprobación. En algunas pruebas se necesitará establecer un punto de corte o criterio de desempeño, por lo que el método empleado para distinguir a los aprobados de los no aprobados debe contar con evidencia de validez. Además, es importante justificar los puntos de corte con base en el sustento teórico disponible. El paso número 10 es el reporte de los resultados. Este es un paso sumamente complejo; desde el establecimiento del contenido y formato en que se darán a conocer los resultados hasta las estrategias que se van a seguir para hacer llegar esta información a los sustentantes. Por lo que es recomendable ser muy cuidadoso y garantizar ciertos controles de calidad. El paso número 11 es crear y conformar un banco de reactivos o de casos. En virtud de todo el esfuerzo que se requiere para poder lograr estos buenos reactivos es muy importante considerar los aspectos relacionados con la integración de un banco, así como su almacenamiento y resguardo. Finalmente, el paso número 12. El reporte técnico. Al final del proceso se recomienda realizar un informe en el que se detallen cada uno de los pasos conforme se fueron realizando; elementos, tareas y actividades de la prueba, a fin de tomarlos en consideración para evaluaciones futuras. Como hemos visto, no es solamente cuestión de reunir mucha información, sino de tener una estrategia que permita integrar la información en un todo coherente, que apoye la toma de decisiones continua y oportuna para ir ajustando la intervención educativa hacia el logro de los propósitos o desarrollo de las competencias.