Soy Montse Gorchs. Hablaremos en este vídeo sobre el tratamiento del ictus hemorrágico. En relación al tratamiento de los pacientes con ictus hemorrágico, el tratamiento se basa, en la mayoría de los casos, en el ingreso en una unidad de ictus con control hemodinámico. En la mayoría de los pacientes, el tratamiento médico suele ser suficiente, pero, en casos seleccionados, existen opciones neuroquirúrgicas que permiten mejorar el pronóstico vital de estos pacientes. Las medidas recomendadas son: Control estricto de la presión arterial -actualmente, las guías recomiendan mantener tensiones por debajo de 150/85 con fármacos endovenosos, preferiblemente, en Labetalol, Urapidilo o Hidralazina-; el control de otras constantes vitales; evitar hipertermia, hipoxemia; mantener cabezal de la cama a 30 grados para reducir la presión intracraneal; en pacientes con hemorragia por anticoagulantes es necesario revertir el efecto anticoagulante lo antes posible; detección y tratamiento precoz de complicaciones médicas asociadas, como pueden ser la disfagia, profilaxis de trombosis venosa profunda y el tratamiento con corticoides no ha demostrado beneficio. Deben administrarse anticomiciales, si hay evidencias de crisis comiciales, pero no como tratamiento preventivo. Sin embargo, hasta el 45 por ciento de los pacientes con hemorragia intracerebral pueden empeorar en las primeras 48 horas, debido a diferentes causas: Invasión de sangre a nivel ventricular con consecuente hipertensión intracraneal e hidrocefalia. Esto es frecuente en hemorragias de ganglios basales. En estos casos, a menudo, es necesario colocar un drenaje ventricular para evitar la hidrocefalia. Compresión del tronco cerebral en hematomas localizados en el cerebelo que provocan efecto masa por la inflamación y el edema. En estos casos, está indicada la craniectomía de fosa posterior para descomprimir el tronco cerebral. Crecimiento del hematoma y aumento de la presión intracraneal en pacientes jóvenes con hematomas globulares que presentan deterioro neurológico. Puede ser necesaria la evacuación quirúrgica del hematoma. Finalmente, la hemorragia subaracnoidea se produce por un derrame de sangre en la parte exterior del parénquima cerebral. La clínica habitual consiste en dolor de cabeza súbito, muy intenso, que puede ir acompañado o no de focalidad neurológica. Además de las medidas generales y tratamiento médico para evitar el vasoespasmo secundario, en los pacientes con hemorragia subaracnoidea está indicado realizar una arteriografía, ya que en muchos casos se detecta un aneurisma, que es el origen de la hemorragia. Para evitar el resangrado se debe excluir el aneurisma de la circulación sanguínea, que puede realizarse mediante dos técnicas: por vía endovascular, se colocan coils en el interior del aneurisma; o, por vía neuroquirúrgica, se procede al clipaje del cuello del aneurisma. A modo de resumen, el ictus hemorrágico es menos frecuente que el ictus isquémico, pero, a menudo, es más grave. Disponemos de tratamientos específicos para los pacientes con ictus hemorrágico que requiere, en ocasiones, de un tratamiento altamente especializado con técnicas neuroquirúrgicas o endovasculares.