El caso de los agentes incapacitantes, que ya hablamos un poco de ellos, es un caso muy especial porque su empleo está prohibido en caso de una confrontación bélica, pero está permitido su empleo en cuestión de control de multitudes al interior de cada país. Y esto plantea un dilema sumamente fuerte, muy delicado. ¿Por qué? Porque resulta que muchos países han abusado de esta posibilidad de emplear los agentes incapacitantes para el control de disturbios, y han llegado a provocar la muerte de personas por el uso indiscriminado de este tipo de cosas. Ha ocurrido en América Latina, en Chile, en México. Ha ocurrido en Europa, en Alemania. Ha ocurrido en Medio Oriente, en Dubai, en Kuwait. Es decir, no hay país que no se libre. Cuando el ataque al teatro de Moscú, en donde un grupo de terroristas chechenos tuvo como cautivos más de 800 asistentes a una obra de teatro, se utilizó de una manera excesiva una mezcla de agentes incapacitantes para poder liberar a los rehenes. Y el problema es que, murieron todos los terroristas, pero murieron más de 100 rehenes. Y entonces se pregunta uno si, como decía Maquiavelo: "El fin justifica los medios". Por otro lado, cuando hablamos de las características de los agentes incapacitantes, hablamos de lacrimógenos, hablamos de estornutatorios y hablamos de vomitivos. Sin embargo, a últimas fechas, digamos en los últimos 20 años, se ha desarrollado una nueva clase de agente hostigante incapacitante, que son agentes malolientes. Y podríamos decir: "¿cuál es el problema? Cuando uno no se baña en dos semanas, pues huele mal". Sí, pero imaginemos, no todos nosotros hemos tenido la mala fortuna de oler lo que expele un zorrillo cuando está irritado, sea por miedo o sea por enojo. El olor es punto menos que espantoso. Y entonces, a partir de ahí, utilizando el nombre en inglés del zorrillo que es "skunk" se han elaborado compuestos denominados "Skunk", precisamente por el mal olor, que puede ser un solo compuesto, el mismo compuesto que libera el zorrillo pero elaborado en una fábrica, o pueden ser mezclas. Y entonces utilizamos, por ejemplo, ese mal olor del zorrillo, pero utilizamos el súper penetrante olor del ajo, utilizamos compuestos como cadaverina y putrescina, que son los que dan el mal olor a los cuerpos en descomposición. Utilizamos ciertos compuestos azufrados que son parientes del olor que se le pone al gas que consumimos en casa. Y todo esto se mezcla, y todo esto se arroja sobre las personas. Y todo esto tiene dos propiedades que son muy importantes. La primera. Se adhiere a la ropa. La segunda. Se adhiere a la piel. Y esto implica que, cuando el individuo que ha sido atacado con esto llegue a su casa, tendrá que bañarse ocho o diez veces para quitarse el olor de la piel. Pero además, tendrá que lavar su ropa ocho o diez veces para quitar el olor de la ropa. Es decir, queda identificado con mucha claridad. Y por eso se utilizan mezclas de sustancias, para que no sea una y pueda decir "es que me salpicó un zorrillo" o "es que alguien murió cerca de mi casa". Esta investigación reciente, se ha hecho precisamente basados en que hay un enorme vacío jurídico en la Convención para la Prohibición de Armas Químicas. Esa liberación, deja a consideración de los países el empleo de hostigantes contra población civil, sin que haya una regulación, sin que se diga exactamente en qué casos se puede utilizar, en qué cantidades, en qué condiciones. Porque obviamente, no va a ser lo mismo si liberamos este tipo de compuestos en un área abierta, cuando la gente está manifestándose en una plaza pública por ejemplo, a si lo utilizamos en un espacio cerrado como ocurrió en el teatro de Moscú. Como no se establecen regulaciones, pues cada quien hace exactamente lo que quiere. Y entonces, por lo menos, desde la segunda revisión del avance en el cumplimiento de la Convención para Armas Químicas, países como Suiza y organizaciones internacionales como el Comité Internacional de la Cruz Roja han estado exigiendo que, o bien se declara ilegal el uso de estos compuestos en cualquier caso, o bien se regule exactamente cómo debe de ser su empleo para garantizar el respeto a los derechos humanos. Y a fin de cuentas, la idea de prohibir cualquier tipo de acto, compra, producción, transferencia, venta, empleo de armas químicas, lo que pretende precisamente es garantizar derechos humanos. El primero de ellos, el derecho a la vida. Entonces es uno de los varios pendientes que tenemos en el caso de la Convención de Armas Químicas. Otro problema que está pendiente es cómo manejar el asunto de las armas químicas abandonadas en otros países. En el caso específico de China, donde hay mucho material abandonado por Japón desde antes del término de la Segunda Guerra Mundial, se ha destruido una gran cantidad. Pero no se tiene un inventario completo de lo que hay y dónde está. Mucho de lo que se ha destruido ha sido fundamentalmente por hallazgos, no porque se tuviera la certeza de que en ese lugar había, porque hubiera documentación avalando. Entonces, por mucho que se ha destruido, no sabemos qué tanto falta, si falta poquito, falta una cantidad igual o falta lo que podemos suponer, dada la forma en que estuvo actuando la Unidad 731 y la unidad 100 del Ejército Japonés en China. Mientras no lo podamos saber, no es fácil dar una respuesta. Si estuviéramos hablando en términos médicos, no puedo saber hasta dónde tengo que hacer una incisión para extraer algo que está impidiendo un funcionamiento normal en un cuerpo, si no tengo el diagnóstico, el diagnóstico adecuado. Entonces, es un problema que está pendiente de resolverse, y que requiere, no solamente de la participación de la OPAQ, requiere de que haya decisión política sobre todo en el país responsable de haber abandonado esas armas químicas en otro. Pusimos el ejemplo de Japón y China, pero hay otros ejemplos, en los que ha habido cierta reticencia para su manejo pero parece que empieza a haber vías de acuerdo. Por ejemplo, armas químicas abandonadas por el Ejército de Estados Unidos en Panamá cuando la invasión para detener al general Noriega. Y, junto con este problema, tenemos otro que es igual o más complicado. Y es, el haber depositado en el fondo del mar, cantidades enormes de armas químicas para deshacernos de ellos. En una política típica de avestruz, si no lo veo, no existe. Entonces simplemente, cierro los ojos y el problema desaparece. Pero lamentablemente, la realidad no funciona así. Lamentablemente, la química no funciona así. Entonces, por mucho que una buena cantidad de los contenedores que se arrojaron al mar hayan estado encapsulados en concreto, por mucho que hayan estado en contenedores de acero inoxidable, el agua de mar es lo suficientemente corrosiva para ya haber comenzado a destruir por completo, o los contenedores de acero inoxidable, o las capas de cemento que los cubría. Y esto, empieza a liberar productos químicos tóxicos en el seno del mar. Se está estudiando apenas la manera en que esto ocurre, qué tanto se afecta la fauna y la flora marina con la liberación de estos compuestos tóxicos, y sobre todo se empieza a buscar la manera de cómo sacar esto del fondo del mar para destruirlo. ¿Será más riesgoso sacarlo para tratar de recuperarlo e incinerarlo, o tratar de, dentro del mismo mar, neutralizar para reducir su toxicidad?. El grave problema es que los países, que fueron los responsables de arrojar estas armas químicas al mar, no quieren participar económicamente en los estudios que esto involucra. Y entonces, ese problema hay que resolverlo. Es un problema ético. Porque, desde el sentido común, si yo genero el problema, yo debo ser el responsable de resolverlo. Pero la actitud es: "está en el mar, no está en mi territorio, no es mi problema". Y esto no se circunscribe solamente a Europa, al mar Báltico, al Mar del Norte que es de los que más se da, también en el Golfo de México tenemos, también en las cercanías de HawaIi, también en las cercanías de Japón. Es decir, es un problema globalizado como nuestra sociedad actual. Entonces tenemos por lo menos tres pendientes importantes que debe resolver la OPAQ, y por eso es importante que sigamos apoyando: compuestos hostigantes, armas químicas abandonadas, armas químicas depositadas en el fondo del mar, sin dejar de pensar en cómo hacemos para evitar el terrorismo con armas químicas, y cómo garantizamos que no va a resurgir el armamento químico por parte de algunos estados parte, que decidan que no quieren seguir siendo parte de este esfuerzo internacional.